Santa Rosa – Español

1. Sobre el Proyecto:

El documental „Santa Rosa Odisea al son de mariachi“, es una historia de los refugiados de guerra Polacos en México, quienes despues de su depotación a Siberia por los Sovieticos encontraron un lugar seguro en tierra mexicana. Este episodio de la Segunda Guerra Mundial, practicamente desconocido, es una historia de la solidaridad humana, la tolerancia y bondad, que hablan con sus valores universales a todas la audiencias, sin importar nacionalidad, edad, estatus social o nivel de educación.

Este documental utiliza materiales de los archivos personales nunca antes vistos, asi como las entrevistas de los testigos, quienes como niños, pasaron por el infierno de la odisea Siberiana Sovietica y solo ahora decidieron compartir sus experiencias de su aventura Mexicana que duraba 4 años. Recuerdan Santa Rosa como „paraiso perdido“ y la bienvenida que recibieron por parte de los Mexicanos y las cordiales relaciones entre ambos pueblos como „un milagro“.

(extractos de la entrevista con Czeslaw Sawko– Monitor 03/10/2003)

„Tengo 73 años y es muy facil olvidar de que estabamos hablando hace 1 minuto. Pero lo que me paso a mi cuando tenia 10 años nunca lo podre olvidar. Recuerdo muy bien como los Sovieticos llegaron y nos arrestaron, el viaje en los trenes de ganado al pueblo cerca de Archangielsk, nuestra lucha por sobrevivir. Hasta ahora todo eso es muy doloroso. Incluso ahora es dificil para mi describir la pobreza y suciedad en que viviamos. A veces tengo verguenza de hablar sobre eso con los Americanos porque ellos no pueden creer como uno puede pasar por eso y seguir siendo una persona „normal“..

-„Que significa Santa Rosa para Ud?

-„Fue un paraiso verdadero. Despues de todo lo que vivimos, si eso fue un paraiso

Los polacos que llegaron a México pasaron unas experiencias horribles y por eso no fue facil ganar su confianza. Durante sus 3 años de estancia en la Colonia Santa Rosa, recuperaron su fe en otro ser humano y sus propias potencias. Viendo a los protagonistas de la pelicula, quienes hablan sobre sus vidas , uno puede reflexionar como un ser humano, que perdio todo en su vida- su hogar, su riqueza, su familia, su patria y su libertad es capaz de leventarse de pie otra vez. La manera en que los locales trato a los exoticos visitantes –con curiosidad, pero al mismo tiempo con tolerancia y entendimiento de su sufrimiento, permitio a los Polacos recuperar su propia dignidad y es un ejemplo de humanidad del pueblo Mexicano a mostrar al mundo entero.

Walentyna Grycuk de Gonzalez

„El milagro mas grande fue que todos nosotros – los niños –recuperamos nuestra niñez. Eso fue increible. Olvidamos todo lo que nos paso, olvidamos la Guerra que aun existia.

Teresa Sokolowski ( de la entrevista en la pelicula )

„Todo lo que he aprendido en mi vida, todo lo que encontre util, lo aprendi en la Colonia Santa Rosa, en el campo de refugiados“

Stella Sawko (de la entrevista en la pelicula)

„Mis mejores años fueron esos 3 años que estuve en México“

Czeslaw ( Chester) Sawko (de la entrevista en la pelicula)

„México es un país al que amo“

Los testigos de Santa Rosa entrevistados en la pelicula:

Czeslaw ( Chester) Sawko

Inventor, multimillonario y filantropo que trabaja y vive en Chicago.

Anna Zarnecka de Burgoa – Pintora y escritora Mexicana, activista de la Cruz Roja Mexicana y filantropa.

Walentyna Grycuk de Gonzalez, Aleksandra Grzybowicz Villalobos , Franciszka Pater de Luna – Refugiadas Polacas que se quedaron en León  Guanajuato, se casaron y formaron sus familias con Mexicanos.

Todos los Polacos que estuvieron en el campo de refugio de Santa Rosa, aclaran que es su obligacion de apoyar a los otros, unos menos afortunados. Esa es su manera de pagar la deuda por el apoya que recibieron de manos de los Mexicanos durante la guerra. En la pelicula la historia de Santa rosa es presentada por los ojos de Joanna Matias –una joven abogada polaca- quien viaja a México en la busqueda de la tumba de su abuelo –Jozef Wiercinski quien fallecio en México en 1948 despues de una enfermedad inesperada. Su abuela Alina y su abuelo Jozef fueron la primera pareja que se caso en la Hacienda. Muy pronto su padre-Bogdan nació. El fallecimiento del refugiado a los 26 años de edad arruino los planes de la familia de mudarse a los Estados Unidos- en el otoño del mismo años la viuda y su dos hijos –Bogdan y Janina regresaron a Polonia, bajo el regimen comunista.

Aunque Joanna desde temprana edad  escuchaba las historias sobre Santa Rosa, el asunto sobre su abuelo fue un secreto familiar, por los celos de su segundo esposo. Joanna siempre deseaba viajar a México y buscaba por internet cualquier información relacionada con su abuelo. De esta manera los productores le encontraron y decidieron hacer de su viaje a México y la busqueda de la tumba de su abuelo, como el tema principal de este documental.

2.  El Equipo:

Guión:

Sławomir Grunberg

Piotr Piwowarczyk

Dirección y Cinematografia:

Sławomir Grunberg

Más información: http://en.wikipedia.org/wiki/Slawomir_Grunberg 

http://logtv.com/tv/

Asistente del Director:

Katka Reszke

Editor:

Małgorzata Łukomska

Productor en México:

Piotr Piwowarczyk

Productor en  USA:

Sławomir Grunberg

Productor Ejecutivo:

RAGUSA FILM, Lucyna Kowalska  www.ragusafilm.pl

Proyecto financiado parcialmente con apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República de Polonia.

3. Elenco:

USA (Chicago):

  • Czesław (Chester) Sawko ,  Stella Sawko (Stanisława Grodzka)

Ambos vivieron cuando niños en la Colonia Santa Rosa, donde se conocieron, y después se casaron. Su historia de la vida personifica “el sueño Americano” –Chester, un inventor que descubrió los resortes utilizados en los carros americanos, se convirtió en el propietario de R.C. Coil Systems Manufacturing Company y multimillonario

Stella (Stanislawa) perdió a su padre y hermano en Siberia y como huérfana, llego a la colonia Santa Rosa (ella encontró a su madre después de la Guerra). Chester y Stella son conocidos por sus actividades filantrópicas –fundaron un monumento del Primado de Polonia Wyszynski en Czestochowa, una escuela en León y una clínica para los pobres en Marfil, Guanajuato.

  • Teresa Sokołowska ( Teresa Niedzielska)

Nació en 1931 en Dubno, en febrero de 1940 fue deportada a Siberia, donde la separaron de su familia y puesta en un orfanato soviético. Después de la evacuación desde Rusia la transfirieron a unos campos de refugio en el Medio oriente y Persia (ahora Irán), donde murió su hermano menor. Después de encontrar su madre milagrosamente por la Cruz Roja, estuvo con ella y su hermana mayor Henryka en la colonia Santa Rosa. Después de la guerra Henryka decidió quedarse en México y se caso con el Ing. Rodolfo Vargas, mientras que Teresa emigró a Estados Unidos donde se caso con Tadeusz Sokolowski – ex-prisionero de los campos de concentración en Dachau y Auschwitz. Creo su familia en un espíritu patriótico polaco y organizo una escuela polaca para sus niños en su vecindario de Chicago, donde aun vive.

  • Stanisława Synowiec  ( Stella Tobis)

Nació en 1928 en  Bratanowice. En el camino desde Siberia a Kazakstán perdió a su madre y nunca la encontró. Llego a Santa Rosa como huérfana junto a su hermana menor Irena. Vive en Chicago.

  • Tadeusz Pieczka

Nació en  1932 en Dabrowa. Perdió a sus padres en Siberia y llego a la Colonia Santa Rosa con su– Eugeniusz. Después de la guerra emigro a Estados Unidos y vive en los alrededores de Chicago.

México:

  • Anna Żarnecka Santos de Burgoa

www.anazarnecki.com

Vive y trabaja en la Ciudad de México. Pintora, escritora y activista de la Cruz Roja mexicana. Autora de las 2 novelas biográficas: – “Polonia – viento y tinieblas” y  “Huellas en la alma”. Sus pinturas son parte de las colecciones privadas y de los museos en México, Estados Unidos, Polonia y el Vaticano. Ganadora de muchos premios en México y el extranjero por sus labores humanitarias y artísticas. Durante su estancia en el campo de labor en Siberia casi murió de hambre y fue salvada por un paquete enviado por la Cruz Roja internacional. En 1948 se caso con Jesús Burgoa, un empresario de la clase alta, quien apoyaba financieramente a los huérfanos polacos en Tlalpan.

  • Wojciech (Wojtek) Stebelski

Hijo de Henryk Stebelski – un diplomático a cargo de los refugiados polacos en México. Nació en 1944 en la Ciudad de México, es dueño de una editorial y cónsul honorario de Polonia en este país. Preserva memorabilia de su padre relacionados con Santa Rosa entre ellos un diario del viaje desde India a León (el texto del diario en polaco se puede encontrar en la página www.santarosa.com.pl bajo el link „Dziennik Stebelskiego”)

  • Daniel Carlos de Burgoa – 

Nieto de Anna Zarnecka de Burgoa. Músico, compositor y uno de los fundadores de la fundación Anna Zarnecka. Viaja con su grupo y da conciertas en México, Estados Unidos, Europa y África. Más información en su blog:

www.danielmusicblog.wordpress.com

  • Gloria Carreño y Celia Zack de Zuckerman

Autoras del libro dedicado a la colonia Santa Rosa. “El Convenio Ilusorio” Refugiados Polacos de Guerra en México (1943-1947)

  • Walentyna Grycuk de Gonzalez 

Nació en 1937en Grycowka. Separada de sus padres durante la Guerra, llego a Santa rosa a la edad de 6 años, con sus abuelos y tías. El día de su partida a Estados Unidos su abuelo murió en un accidente automovilístico. Se quedo en México donde se caso con un pretendiente local. A la edad de 34 años quedo viudo con 8 hijos. En 1970 encontró a su padre en Polonia y viajo para verle. Vive en León hasta ahora.

  • Aleksandra Grzybowicz de Villalbos

Nació en  1931 en Woronucha. En Santa Rosa, en contra de la voluntad de sus padres, salía con un mexicano con quien después se caso. Tiene 10 hijos y todavía vive en León, Guanajuato.

  • Franciszka Pater

Nació en 1923 en Lanckoronka Klicka. Se caso con un joven mexicano quien la vio en la estación de trenes el día cuando los polacos llegaron a León. Tiene 9 hijos y sigue viviendo en León.

Walentyna. Aleksandra y Franciszka siguen preservando su  herencia polaca por los encuentros mensuales donde las señoras hablan en polaco y recuerdan sus años pasados en la Colonia Santa Rosa.

  • Anna Niewiadomska

Embajadora de la Republica de Polonia en México. Graduada de la Facultad de los estudios latinoamericanos de la Universidad de Varsovia. En los 90´s empezó su carrera profesional como directora del Depto. de los Libros y de la Lectura, después como Directora del Departamento de la Política Cultural en el Extranjero. Entre 2001 y 2005 fue un attaché cultural de la Embajada de Polonia en Washington. Desde el 2009 es Embajadora de la Republica de Polonia en los Estados Unidos Mexicanos. (Fuente: Sitio web del Ministerios de Asuntos Exteriores de Polonia)

La idea del documental sobre Santa Rosa, nación a principios del año 2011, cuando el periodista y productor cinematográfico polaco, que vive en México –Piotr Piwowarczyk, se encontró con la Embajadora Niewiadomska durante la presentación de su película sobre Irena Sendler, organizada por parte de la Embajada en ciudad de México. La Sra. Embajadora sugirió que el dedica su próximo proyecto a la desconocida historia de los refugiados polacos, que encontraron un refugio en la Colonia Santa Rosa. Después de la búsquedas de los archivos en México, Polonia y Estados Unidos- que duro casi un año, la película fue producida en el año 2012 y finalizada a tiempo para celebrar el 70 aniversario de la llegada de los polacos a México, el cual será el 1 de Julio de 2013.

Polonia:

  • Joanna Matias

Nació y creció en Szczecin, Polonia. Abogada por profesión y viajera de aventuras como pasión. Estableció el sitio web dedicado a la historia de los polacos de Santa www.santarosa.com.pl y administra una página de internet sobre los aspectos prácticos para viajeros internacionales https://www.facebook.com/#!/PodrozePraktycznie

  • Bogdan Matias  (Wierciński) –

Padre de Joanna. Nacio en 1944 en la Colonia Santa Rosa, siendo el primer niño polaco nacido ahi. Despues de que su madre regreso a Polonia se establecion en Szczecin, donde aun vive. Por profesión es entrador de futbol y trabaja para la Asociacion Polaca de Futbol. Padre de Agnieszka y Joanna orgulos abuelo de 3 nietos.

4. Antecedente histórico:

1939

El 28 de Septiembre de 1939 la Alemania Nazi y Rusia Sovietica firmaron un acuerdo de „amistad y fronteras“ legalizando la cuarta division de Polonia. Los Rusos se quedaron con la parte este y los Alemanes ocuparon el oeste del pais.

1940

Tomando el poder de los territorios polacos anexados,  los rusos utilizaron el mismo esquema conocido desde la revolucion – primero los  gobiernos locales transfieren el poder a los comites provisionales y se forma la milicia popular por parte de los infomantes y oficiales de la policia secreta sovietica NKVD.  Se registra toda la poblacion y se confiscan todos los bienes de valor. Despues la policia arresta a  „ los elementos inciertos“ – ex oficiales polacos, miembros del ejercito, activistas politicos y los terratenientes. Se los condena a muerte o deporta a los campos de labor forzada en Siberia. Las deportaciones masivas comenzaron en el invierno de 1940. En acuerdo con Witold Pronobis, autor del libro „Polonia y el mundo en el siglo XX“ – ediciones Spotkania 1991, hubieron cuatro etapas en las deportaciones:

Primera deportacion – febrero de 1940 – 220 mil personas

Segunda deportacion – abril de 1940 – 320 mil personas

Tercera deportacion – junio/julio 1940 – 240 mil personas

Cuarta deportacion – junio 1941 – 300 mil personas

1941

22 de Junio – Alemania ataca a su aliado – la Union Sovietica

12 de Julio – Union Sovietica firma un acuerdo de alianza con Gran Bretaña

30 de Julio – Polonia firma un trato con la Union Sovietica  (pacto Sikorski – Mayski) que reestablece las relaciones diplomaticas entre ambos paises. De acuerdo con este documento el ejercito polaco se forma en las tierras sovieticas y todos los ciudadanos polacos que se encuentran presos y deportados a los campos del labor forzada en Siberia seran sujetos a la „amnistia“ y permitidos viajar libramente a la republica de Kazakhstan, donde se establecen los campos militares para el ejercito polaco.

12 de agosto – EEUU y Gran Bretaña firman la Carta Atlantica prometiendose cooperar hasta la derrota final de la Alemania Nazi

Septiembre –  muchos otros paises se juntan a la Carta Atlantica , entre ellos Union Sovietica y Polonia formando la alianza  internacional anti-nazi.

Otoño – El ejercito polaco se forma bajo el liderazgo del general Anders. Los familiares de los soldados polacos se juntan con ellos en los campos militares con apoyo de la Cruz Roja polaca y las agencias del gobierno en exilio polaco.

1942

Mayo – los U –bots alemanes atacan dos barcos mexicanos en el Golfo de México. México declara la guerra contra Alemania,  juntándose con las Fuerzas Aliadas

Primavera y Verano – el ejército polaco sale del territorio soviético como resultado del escándalo internacional relacionada con la masacre de los 6000 oficiales polacos matados por los soviéticos en el bosque de Katyn. Stalin  rompe las relaciones diplomáticas con el gobierno polaco y el ejército se evacua desde  el territorio soviético a Irán, y después se reúne con las fuerzas británicas en África. Miles de los civiles siguen a los soldados polacos, incluyendo los huérfanos, ancianos y mujeres.

En Teherán se forman los campos provisionales de los refugiados que salieron de Rusia Soviética. El clima,  las enfermedades y agotamiento toman su cuenta – miles de los Polacos mueren en las tierras iraníes. Después, los campos se mueven a India, donde se transporta a los ciudadanos polacos en los barcos británicos.

Diciembre –  El general Sikorski visita EEUU donde intenta persuadir al presidente Roosevelt para soportar su posición en el asunto de la frontera este polaca en la Europa posterior a la guerra. Los americanos organizan su viaje a México.

Diciembre 29 – El general Sikorski y el presidente Ávila Camacho anuncian durante la conferencia de prensa un acuerdo de aceptar por parte de México hasta 5 mil de los refugiados polacos de la guerra. General Sikorski condecora al presidente mexicano con la medalla más importante de Polonia – medalla del Águila Blanca.

1943

Primavera – representantes del gobierno mexicano, Gran Bretaña y de la embajada polaca firman el acuerdo del establecimiento en una hacienda abandonada en Santa Rosa, cerca de la ciudad de  León en Guanajuato un campo para los refugiados polacos.  El lugar fue elegido por su clima parecido a una de las montañas polacas Tatry y por su relativa gran distancia a la ciudad para prevenir fraternización de los polacos con la población local. En opinión de las historiadoras mexicanas Gloria Careño y Celia Zack de Zuckerman este pacto fue forzado a México por parte de los Estados Unidos y Gran Bretaña.

1ro de Julio  – el primer transporte de 704 refugiados polacos llega a la estación de trenes en León (el segundo transporte con 728 personas llego el 2 de noviembre). Por razones prácticas – las renovaciones de la hacienda todavía no se finalizaron, los polacos pasan algunas semanas en un lugar provisional – la Escuela Granja en León.

La colonia polaca es muy bien organizada con apoyo financiero de los americanos y de las organizaciones de caridad polacas en EEUU. Un orfanato de abre en el edificio del viejo molino. El campo tiene su propio hospital, la panadería, teatro, librería, sistema escolar primaria y secundaria  y administración.

1944

23 de febrero –  Visita a Santa Rosa del  ex presidente mexicano Gen. Lázaro Cárdenas

30 de abril – graduación del primer año escolar en Santa Rosa (los estudiantes cumplen los  cursos de dos años en solo dos semestres para alcanzar el tiempo perdido en Siberia

Noviembre  – primeras elecciones democráticas del Juzgado civil en Santa Rosa

1945

10 de febrero  –Miguel Alemán – Secretario del gobierno mexicano y futuro presidente visita la colonia polaca. Informa a los habitantes que el campo ya no se considerara el territorio cerrado y que los polacos pueden comenzar los tramites migratorios para salir a otros paises o quedarse en Mexico

23 de abril – los scouts polacos y mexicanos intercambian sus banderas oficiales como un símbolo de la amistad y solidaridad.

Mayo – Se nomina al Sr Chester Mikołajczyk – representante del gobierno Americano que financia la colonia – como nuevo administrador de la hacienda Santa Rosa. El nuevo gobierno comunista polaco envía a la Ciudad de México su personal y toma la posesión de la embajada. Los comunistas piden  al gobierno mexicano que cierre el campo inmediatamente y deporte a  todos los polacos a su país por la fuerza. Los mexicanos niegan esta demanda dando a los polacos la opción de decidir su propio futuro.

17 de septiembre  –Manuel Ávila Camacho – Presidente de México  visita los polacos en Santa Rosa y les propone quedarse en  su país.

1946

1 de Julio  – se comienza la  liquidación del campo de los refugiados.

20-30 de diciembre – los últimos refugiados de Santa Rosa salen del campo

Extracciones del reporte de A. Laudyn Chrzanowski del Comité de Polonia en México (A Jacewicz – :Santa Rosa):

El orden de la embajada polaca  fue que  si los refugiados no salen por su voluntad antes del 31 de diciembre  se use la fuerza para removerlos.  Al fin del mes  se empezaron las salidas caóticas, no bien pensadas. Nuestras oficinas trabajaron por los días y por las noches para tramitar los documentos de la gente y prepararlos para su salida. Los oficiales mexicanos  les daban los pasaportes migratorios que les dieron derecho a trabajar y vivir en cualquier parte de México.

(…) Durante lo últimos 10 días de diciembre salieron del campo 730 refugiados tomando sus posesiones que acumularon durante los últimos tres años de vida en Santa Rosa. La mayoría fueron las mujeres y los niños pero esa fue la orden.

1947

Mayo – un orfanato especial se establece para los huérfanos polacos  de Santa Rosa en Tlalpan, DF. Los niños acudieron a las escuelas mexicanas pero por las tardes les dieron las lecciones de polaco, de la fe católica y de la historia y geografía de Polonia.

1952

El orfanato en Tlalpan es cerrado y los niños  fueron enviados a EEUU para adopcion por las familias polacas – americanas y a los orfanatos catolicos estadounidenses.

Fotos:

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Daniel Carlos de Burgoa, Anna Żarnecka Santos de Burgoa, Joanna Matias, Bogdan Matias (Wiercińcki), Sławomir Grunberg, Katka Reszke, Piotr Piwowarczyk. La foto tomada después de la llegada a la Ciudad de México por Manuel Zurita.

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Cónsul honorario de Polonia en México Wojciech Stebelski con Joanna Matias, Bogdan Matias/Wierciński. La foto tomada en la residencia de la embajadora de Polonia en México

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Sławomir Grunberg, Katka Reszke, Joanna Matias, Embajadora Anna Niewiadomska, Bogdan Matias, Piotr Piwowarczyk. La foto tomada en la embajada de Polonia en Mexico por Manuel Zurita

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Anna Żarnecka, Bogdan Matias, Teresa Sokołowska. Foto tomada en la casa de Anna en la Ciudad de México

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Franciszka Pater de Luna, Teresa Sokołowska, Walentyna Grycuk ,Aleksandra Grzybowicz, Joanna Matias y el director – Sławomir Grunberg en la casa de la hija de la Sra. . Franciszka en  León, Guanajuato.

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Don Juanito- cuando  niño jugaba con los polacos de la colonia Santa Rosa  La foto tomada por Manuel Zurita

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Bogdan Matias – entrenador de futbol profesional nacido en la colonia Santa Rosa da los consejos a los chicos que viven ahora en el orfanato católico que se ubica en la hacienda desde 1957. La foto por Manuel Zurita

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Czesław Sawko, Piotr Piwowarczyk, Sławomir Grünberg – Chicago/USA

  1. Fuentes historicas  :

Libros:

  1. A.  Jacewicz  „ Santa Rosa „wydawnictwo londyńskie – Veritas , 1967
  2. A. Jacewicz „Na obczyźnie” wydawnictwo londyńskie – Veritas , 1967
  3. Gloria Careño y Celia Zack de Zuckerman „ El Convenio ilusorio“. Refugiados polacos de guerra en Mexico (1943-1947). Ed. Cartapacio  1998.

Articulos de la prensa:

  1. POLITYKA nr 9 (2848) 29.02/06.03.2012 – articulo de  Piotr Piwowarczyk „Uchodźcy z Santa Rosa“
  2. Cosmopolitan Review – enero de 2012 – artículo de  Piotr Piwowarczyk – „Santa Rosa : A Polish refugee in México”

http://cosmopolitanreview.com/hacienda-santa-rosa/

Sitos de internet  :

  1. www.santarosa.com.pl

www.anazarnecki.com

Artículo del periódico „El Heraldo de León”, „Polonia y León-2 amores”

Fuente: http://heraldodelbajio.com/polonia-y-leon-2-amores/

 

Mil 500 exiliados encuentran en León ‘la tierra prometida’ * 1 de julio, 70 años de la llegada de los refugiados * La Hacienda de Santa Rosa, ‘vergel’ que los amparó de las balas y al horror de la guerra

El 1 de julio de 1943, la ciudad se pintó de blanco y rojo para recibir al contingente de mil 500 exiliados polacos que encontraron en León “la tierra prometida”. Dejaban atrás la desolación y cruentos estragos que había dejado en su patria la Segunda Guerra Mundial. Hoy, setenta años después, siguen resonantes las notas del himno polaco que los leoneses hicieron tocar en la Estación Ferroviaria, como bienvenida al grupo de sobrevivientes que encontró en León la paz y los regresó a la vida. Porras, gritos, notas de mariachi, aquel primer día juliano del 43: una verbena popular al estilo leonés para recibir al convoy de cuatro camiones que trasladaron al grupo inicial de refugiados polacos hasta el campo agrícola denominado “Santa Anita” (área del ex Instituto Lux), antes de ser trasladados a la ex Hacienda de Santa Rosa de Lima. A su paso, los ojos claros de los polacos asomaron entre las ventanillas de los camiones para observar atentos y admirados a los leoneses, que ondeaban banderitas rojiblancas y ofrecían regalos, entre flores y dulces. Fue el día que León se transformó en “la Pequeña Polonia”, con la llegada de este primer grupo compuesto por 726 personas, entre ellas un grupo de 264 niños sin padres. Iniciaba así una etapa de paz y tranquilidad interior para ellos, que vivieron los horrores de los campos de concentración y que fueron privados de su libertad tras el embate de la invasión del ejército alemán a Polonia en 1939. Ya instalados en León, los denominados “refugiados” encontraron una nueva era en sus vidas compartidas bajo el calor y refugio de nuestro pueblo, que los proveyó de la confianza y seguridad para rehacer sus vidas con la fusión de lealtad, nobleza y trabajo.

‘MI NIÑEZ CON CALIDAD HUMANA’ Valentina Grycuk Bribucka tenía seis años cuando llegó a León junto con el contingente de exiliados. Sin padres. Su madre (Ana Bronicka) había fallecido en un campo de concentración y su papá (Wladystaw Grycuk) había sido forzado a ir a la guerra; nunca más supo de ellos. Llegó a León con el arropo de sus compatriotas y con la figura protectora de su abuelito Jan Grycuk. Eligieron a León como su segunda patria, su hogar. “El pueblo leonés nos recibió con mucho entusiasmo. Recuerdo muy bien nuestra llegada a León. Fue un recibimiento hermoso: la gente salía con flores, nos daban dulces, compartían su pan, había música en las calles. Yo venía en el primer grupo que llegó el primero de julio. Hace ya setenta años… cuando vi el paraíso”. Valentina, desde su hogar leonés, evoca los escenarios de su llegada a León y sobre todo los pasajes de la vida que vivió en la colonia Santa Rosa, donde el grupo se hospedó en el antiguo Molino, luego transformado en escuela de los niños. “Entramos a México por Ciudad Juárez, procedentes de los Ángeles, luego de estar tres años en Siberia en un campo de concentración. Ahí nos dividieron: a unos los mandaron a África; a nosotros, afortunadamente, nos trajeron a México”. Con voz entrecortada por la emoción del recuerdo, Valentina justifica su término “afortunadamente” porque México es un país cálido, humano… “y aquí hicimos nuestra vida”. Se casó en León con Francisco González Torres (+) en 1957 y con él procreó ocho hijos, de los cuales viven seis. “Es la vida la que nos da la pauta para seguir viviendo”. Tras un emotivo suspiro, Valentina regresa al relato de su niñez en la ex-hacienda de Santa Rosa: “Yo tengo muy gratos recuerdos porque, aunque veníamos de haber vivido una tragedia, a mí no me faltaba nada en mi niñez: yo estaba con mis abuelitos, iba al colegio… yo era feliz en Santa Rosa” Recordó que cuando llegaron a Santa Rosa hubo mucha organización porque venía el sacerdote Jozeft Jarzem, quien lideró la armonía del grupo junto con la maestra directora de la escuela Sofía Orlowaska: la ex Hacienda se transformó en un vergel; los niños más grandes tenían sus parcelas agrícolas para sembrar cebolla y rabanitos”. Valentina rememora que, aun cuando se respiraba tristeza porque había perdido seres queridos, fue una etapa de felicidad. Estaba viva, a pesar de la guerra. Y reflexiona: “De todos los males siempre se saca algo bueno; ojalá que todas estas vivencias sirvan para hacer un exhorto al mundo, porque las guerras no dejan nada positivo; que esto nos sirva para buscar siempre la paz. Las guerras dejan familias desunidas; yo, de mi mamá no sé absolutamente nada. Tampoco supe más de mi papá”. Luego, sus ojos se cristalizan al narrar el destino de su abuelito, quien durante años cuidó de una granja en el Barrio del Coecillo, y quien murió en un trágico accidente al ser atropellado por un vehículo, aquí en León. Pero su familia, fuerte y valerosa, la apoyó para continuar con su vida y, hace cinco años, tuvo la oportunidad de visitar su pueblo natal: Grycówka Novogrodek, Polonia, a donde acudió acompañada por sus familiares… “Para mí fue un espacio de vida”. – Pero León -dice convencida- es mi segunda patria. Estudié en el Instituto América, donde hice mi carrera comercial, en el área de Contador Privado. Toda mi vida de estudiante llevé en mi mente el recuerdo de ese Molino de Santa Rosa, donde fue mi primera escuela. Finaliza su charla con un convencimiento: se siente una mujer muy afortunada porque la vida le ha quitado, pero también le ha dado mucho: sus hijos. “Estamos en paz, y estoy muy agradecida. Soy una mujer feliz”.

ALEKSANDRA, UNA REFLEXIÓN Aleksandra Grzybowicz Brishka es otra polaca que hizo su vida a León, su segunda patria: “En 1943, cuando llegamos a Santa Rosa, yo recuerdo que nos recibieron muy bonito los mexicanos”. Llegar a León, aseguró, ella y sus compatriotas confirmaron su buena decisión: venir a México, “porque antes del viaje preguntaban a los papás y a la gente mayor a dónde querían ser llevados. Nos dieron como opciones México, Inglaterra y Africa. Pero por la guerra, en Inglaterra había mucha pobreza y África no nos gustaba”. Continúa: “Yo, cuando salí de Polonia tenía ocho años y cuando llegué a Santa Rosa cumplía once años”. Aleksandra recuerda aquel momento en que -luego de tres años de vivir en Santa Rosa- se disolvió el campamento polaco, cuando debieron todos tomar la decisión de dónde continuar sus vidas: unos se fueron a Chicago, otros a Canadá, otros nos quedamos en México. “Quise quedarme en León. Cuando tenía 17 años decidí casarme con un leonés (a pesar de la oposición de mi mamá, porque yo era una menor de edad. Luego, con la asistencia de un sacerdote polaco, logré mi objetivo pues yo estaba enamorada y gracias a Dios me casé con Juan José Villalobos Escalante (+). Él falleció hace once años. Hoy tengo diez hijos, veinte nietos y diez biznietos”. Dice por tanto no arrepentirse “para nada” por haberse quedado en León, su “segunda patria”, donde está su familia. Aleksandra conmemorará el 70 aniversario de su llegada a León con una reunión familias: “la villaloboada”, la llaman. Una tercera polaca es Francesca Peter de Luna, que también hizo de León su casa “por siempre”.

SANTA ROSA, ‘LA OTRA POLONIA’ Si sus muros hablaran, ¿cuántas historias contarían? La vieja ex-hacienda y casco de El Molino santarrosino atesoran el llanto inicial que se transformó pronto en sonoras risas de alegría de los aproximadamente mil 500 exiliados de Polonia. Una placa colocada en el pórtico principal de la ex Hacienda en julio de 1993 reza: “Hace 50 años llegaron a esta Hacienda mil 400 polacos refugiados de la Segunda Guerra Mundial, entre ellos 285 niños huérfanos. Polonia y la colonia polaca en México agradecen a las autoridades mexicanas y al pueblo de León su hospitalidad”. Como se puede apreciar, la placa habla de mil 400 refugiados, aunque un documento de la embajada de Polonia contabiliza 1456, más maestros y asesores. Así se redondea el número de los mil 500. Y, ¿qué ha sido de ellos? De manera ocasional algunos polacos sobrevivientes de esa época regresan a León, como relata la maestra Gloria Macías Torres -actual directora del área Psicopedagógica de la Escuela Don Bosco, ubicada hoy en la ex Hacienda-. En el año 2000 regresó a Santa Rosa el señor Chester Sawko, quien radica en Chicago donde se convirtió en un acaudalado inventor. A su llegada, orientó la mirada hacia el viejo Molino y dijo con voz entre cortada: “Aquí aprendí a leer y escribir… Es mi pequeña Polonia”. Luego lloró. (Ver nota anexa) Chester convivió con los niños alumnos de la Casa Hogar Don Bosco y pidió a la dirección -encabezada en ese año por el padre Antonio Martínez- organizar una comida “de todo lujo”, con meseros, cristalería y servicio integral de banquetes para los niños estudiantes. Todo pagado por él como una forma de agradecer la hospitalidad que de niño recibió de los leoneses. Durante la comida, Chester proyectó una expresión su felicidad y la de su esposa Estelita, quien también parte del grupo exiliado en León. Otro grupo de polacos envió un gran retablo de la Virgen de Czestochowa, que hoy se conserva en la capilla de la ex Hacienda de Santa Rosa, hogar de la hacendada Antonia del Moral viuda de Jiménez. La imagen de la virgen de advocación polaca reposa en un recinto lateral de esa joya arquitectónica que es la capilla, construida en el siglo XVI, y remodelada en 1996, cuando afloraron entre sus muros valiosos retablos, hoy restaurados. Y el viejo Molino, con su vistosa torre a base de ladrillo rojo, fue la morada de los polacos, su “paraíso perdido”. Este viejo Molino después fue dormitorio de los niños de la Escuela Don Bosco, con un dramático episodio: se incendió en junio de 2011. Luego fue restaurdo.

UN LEONÉS HABLA POLACO Otro personaje determinante en la historia es Juanito Almaguer (+), quien falleció hace dos años. Su papá era un trabajador de la hacienda a quien Juanito acompañaba todos los días. Tuvo así oportunidad de convivir y ser amigo de los niños y niñas polacas. Don Juanito fue entrevistado para el documental sobre el exilio. Cuando los productores le mostraron fotografías, recordó con lágrimas en sus ojos a sus amigos polacos. Incluso aprendió algunas palabras en polaco, que pronunciaba con claridad. Fue su lección durante los tres años de estancia de los exiliados en León. Los servicios de que fueron dotados ellos eran proporcionados por ellos mismos. Esto contribuyó a que conservaran tradiciones, idioma, costumbres, identidad… Agniezka Zygadlo, agregada cultural de la embajada de Polonia, describe que el fin de la historia de los refugiados es afortunada, tras su encuentro con tierra leonesa. En la guerra fallecieron 38 millones de personas, pero mil 500 polacos sobrevivieron en la tierra de Santa Rosa, financiados por un préstamo al Gobierno polaco en el exilio por el Consejo Polaco de los Estados Unidos, y por la National Catholic Welfares Conference and War Relief Services Ellos pudieron así, en León, orientar sus trabajos a la siembra de hortalizas, una granja con vacas, cerdos, cabras y gallinas; pequeños talleres artesanales y hasta gustos recreativos: la conservación de la cultura. Agnieszka describe que la colonia Santa Rosa llegó a tener 397 cuartos; un hospital con salas para mujeres, niños y hombres, un pabellón para enfermos contagiosos, un ambulatorio, dos salas de consulta, una botica, un gabinete dental, una sala de desinfección y una cámara mortuoria, una capilla y un pequeño mercado. Contaban con dos vehículos: una camioneta y un camión en el cual solían hacer paseos por la zona; un trenecito de mulas comunicaba la colonia con la estación del ferrocarril y era el principal medio de transporte para visitar la cercana ciudad de León. Había tres casas de baños con regaderas, 92 lavabos, lavaderos con 50 piletas, un teatro, cinco talleres, una panadería, 16 cuartos para oficinas administrativas, una biblioteca… prácticamente todo. En el antiguo molino de trigo, un edificio de cuatro pisos se adaptó de escuela primaria. El orfanato tenía 15 dormitorios, una sala de recreo, habitaciones para monjas y maestras, una enfermería, almacenes e instalaciones sanitarias.

‘ODISEA AL SON DEL MARIACHI’ Con motivo del setenta Aniversario de la llegada a León de los mil 500 exiliados, se estrenó el sábado en León el documental “Santa Rosa. Odisea al son del mariachi”, en una función especial transmitida en forma simultánea en León y Varsovia: un esfuerzo de investigación de casi tres años debido a Seawomir Grunberg y Piotr Piwowarczyk, quienes tuvieron a su cargo el guión y la dirección de este documental con testimonios e imágenes inéditas sobre este episodio que recuerda a Santa Rosa como “un paraíso perdido” y aquella inolvidable bienvenida de los leoneses que hicieron cordiales las relaciones entre ambos pueblos, hasta calificarla como “un milagro”. El documental fue financiado en parte con apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República de Polonia.

‘LEÓN, REFUGIO DESDE EL VIRREINATO’ Para el historiador Mariano González Leal, el pueblo de León tiene un carácter de refugio desde la época del Virreinato: “De eso habla las circunstancias que la mayor parte de la población de León desciende de personas que llegaron a la ciudad durante el siglo XIX y durante el siglo XX y que siguen llegando. Así tenemos en los alteños un ejemplo característico que en gran medida son nuestros ancestros; que es gente que vino a encontrar aquí refugio, asilo y trabajo, y que en su momento contribuyó al desarrollo industrial, social y cultural de los leoneses. Y qué mejor ejemplo que esta inmigración extranjera (la de los polacos), de gente que encontró aquí el modo de sobrevivir a una situación bélica tremenda y que en cierta medida se integraron para siempre a la familia nuestra. Recuerdo con cuánta emoción estas personas acudieron a los lugares idóneos para estar cercanos al Papa polaco Juan Pablo II, aquí en México, para reencontrar sus propios orígenes; pero ellos están integrados a la vida de León, lo cual viene a confirmar que León es una villa y luego una sociedad del refugio”.

NÚMEROS DE LA HISTORIA * Mil 500 integrantes de la colonia polaca. * El 25 por ciento eran familias. * 521 mujeres, de las cuales una tercera parte era madres con hijos cuyos esposos estaban en la guerra; 264 niños, de los cuales 87 eran huérfanos.

Fuente: Embajada de Polonia en México

El HAreraldo de Leon,

 

Anna Żarnecka -pinatora polaca

http://www.youtube.com/watch?v=WVRtIqs94ew&feature=youtu.be

Artículo del periódico El Sol de Leon

Anna Zarnecki „Los errantes, la guerra, el exilio y el refugio”
Socorro Angulo,León, Guanajuato.- Este 7 de septiembre es la inauguración de la exposición de la artista polaca-mexicana Anna Zarnecki „Los errantes, la guerra, el exilio y el refugio”, que se presentará en el Museo de Arte e Historia de Guanajuato.

Además de esta exposición, habrá una muestra fotográfica de un archivo perteneciente al cónsul Stebelski así como otras fuentes, las cuales junto con la obra pictórica de Zarnecki y la película Santa Rosa-Odisea al son del Mariachi, muestran una historia de sobrevivencia ante una desgracia que apagó muchas vidas, pero que dio voz a muchas otras para decir al mundo lo que ocurrió y decirle „gracias” al país que las recibió con los brazos abiertos y que se convirtió en su hogar.

En entrevista con este medio informativo la pintora y escritora, hace un recuento de su vida que se unió a la de nuestro país hace 70 años por causas de una guerra que cambió el rumbo de miles de personas.

Historia de Anna

En 1939 Polonia es invadida por la Unión Soviética y hace deportaciones masivas a sus campos remotos en Siberia, en donde requerían mano de obra para cultivar sus terrenos.

A los 13 años Anna llega a este lugar con sus padres y hermanas después de que el gobierno comunista les expropia sus tierras y pertenencias, no sólo a ellos sino a más 35 mil polacos.

En Siberia los obligan a realizar trabajos forzados, ahí viven en una habitación pequeña al lado de una chimenea en condiciones deplorables de higiene. Contaban con sólo una vestimenta, aunque de unos costales hicieron unos pantalones que usaban para trabajar, ya que desde que llegaron les repartían diferentes trabajos en el campo, y cuando venía la cosecha tenían que trabajar noche y día. En cuanto a la alimentación, recuerda la pintora polaca que les daban agua con una rebanada de pan, a mediodía les repartían un cucharón de sopa con unas papas y en la noche solamente agua, ya que les decían que se la comieran con el pan que les había „sobrado”.

Su mamá les hacía un potaje a base de harina con agua, sin azúcar ni sal y eso también era parte de su alimentación. Para saciar el hambre cuando se iban al bosque buscaban algunos frutos (si los había) para comerlos. También buscaban en la tierra una especie de cebollitas de cambray que les servían para comer, pero todo esto sólo en tiempo de verano porque en invierno no había nada, rememora Anna.

Después de dos años de vivir en estas condiciones, su papá se alista en el ejército polaco (bajo el mando ruso) para poder obtener la libertad de su familia, la cual ya libre, es enviada a Persia junto con otros cientos de refugiados y posteriormente los trasladan a la India, Karache y Bombay en donde son embarcados en un barco llamado „Hermitage”, que los llevó a la ciudad de Los Ángeles que los recibió muy bien y de ahí posteriormente llegan en tren directamente a León.

Su ingreso al país fue gracias al convenio del gobierno polaco en el exilio con el de México para darles un lugar a ellos y a miles de refugiados; un lugar en donde vivir temporalmente hasta que acabara la guerra.

Hacienda de Santa Rosa

Los refugiados polacos llegaron en el mes de julio de 1943 a la estación del tren, en donde ya los esperaba una multitud para darles la bienvenida; recuerda Anna que cuando bajaron del tren los recibieron con la música del pueblo y les tocaron los himnos nacionales de Polonia y México, además de que los abrazaban.

„Ese abrazo fue lo que a mí me cautivó y mi corazón se pegó a México. Después de tanta humillación y desprecio fue una alegría muy grande”.

La comida que les daban era polaca, además de que les mandaban camiones con fruta y ellos asombrados comieron por primera vez plátanos y mangos.

Después de una estancia de un año en Santa Rosa, en donde organizó la „Juventud Polaca”, Anna se une a su hermana en el Distrito Federal, quien se fue a trabajar a la embajada de Polonia en México. „Llegué allá y me encantó, además de que nos trataban muy bien” expresa la pintora.

En esa ciudad entró a estudiar enfermería y pidió un permiso especial para su estancia en México mientras esperaban poder regresar a su país. Pero eso no sucedió, ya que a los 20 años se casó con Jesús Santos Burgoa, con quien procreó tres hijos, 9 nietos y 9 bisnietos y se asentó definitivamente en el país.

Cruz Roja

Esta benemérita institución salvó la vida de la joven Anna cuando estaba en Siberia „Me estaba muriendo de hambre. Un día cuando fui a recoger leña con mi hermana me desmayé y en mi delirio agarraba la tierra porque creía que mi abuelito nos había mandado pan”, revela con emoción.

Su madre desesperada se deshace de un prendedor que logró esconder y con el que consigue un poco de alimento para reanimar a su hija. Pero al poco tiempo les llega una caja con víveres y ropa de la Cruz Roja Internacional, que había sido avisada de los prisioneros que estaban muriendo de hambre y eso fue lo que la revivió por completo.

„Por esa cajita le tomé tanto amor a la Cruz Roja”

Después de casada, en 1975 se une a esta institución como voluntaria y empezó junto con otras damas a organizar diferentes eventos, hasta llegar a ser Presidenta Nacional del Comité de Damas Voluntarias, Presidenta del Comité de Asuntos Internacionales y desde al año 2000 Consejera Nacional, con más de 40 años dedicados al voluntariado de esta institución que le salvó la vida.

Premios a su labor

Ha recibido varios premios internacionales por su destacada labor filantrópica y humanitaria, entre ellos La Orden al Mérito de la Cruz del Caballero, la medalla Gloria Artis” y la Gran Cruz de la Orden de Honor y Mérito de la Cruz Roja Mexicana.

Después de muchos años de no ver su patria, en 1980 regresa a Polonia para hacer unas exposiciones en su país de origen, aunque confiesa que tenía cierto temor de regresar por el comunismo.

La artista

Anna explica que nunca pensó que podía pintar y de casualidad descubrió esta faceta que la llevó a estudiar con unas monjas que la invitaron a tomar clases más avanzadas al descubrir su talento. „Era algo que llevaba dentro de mí” dice suspirando. Posteriormente al pintar un cuadro sobre la Santísima Trinidad le viene la idea de pintar en „triángulo”, técnica que caracteriza su obra „Es completamente única en el mundo, nadie pinta así” sostiene Anna, quien a su técnica le puso el nombre de triangulismo y hasta el momento tiene más de 400 obras.

Encuentro con el Papa Juan Pablo II

Los encuentros con este Papa polaco cambiaron su vida. Cuando vino a México en 1979, Juan Pablo II recibió a la colonia de sus paisanos, por lo que la pintora le entregó un cuadro y él en señal de agradecimeinto le apretó la mano mientras ella le comentó sobre su estancia en Siberia, a lo que él respondió: „Ay hija, el mismo camino del dolor recorrimos, pero hay que seguir”. Con emoción señala que él le infundió mucha fuerza; „él me hizo que pintara yo como pinto”. En la segunda ocasión que él regresó a México tuvo otro encuentro con ella, quien le regaló otro cuadro y Su Santidad le volvió a dar su bendición.

Fundación Anna Zarnecki

Hace 4 años gracias al trabajo de sus nietos, se creó esta fundación para preservar el trabajo de esta pintora, quien además es escritora. Su primer libro fue „Polonia Viento y Tinieblas” basado en el diario de sus vivencias y tiene otros en espera de poderlos editar.

Ann Sarnecki durante la plática también recuerda con mucho cariño a dos polacos que nacieron en este país, Czeslawa Prywer y Chester Sawko, quienes beneficiaron con sus acciones a muchos mexicanos.

Hace 20 años que no venía a la ex hacienda Santa Rosa, lugar en el que estuvo para develar una placa para celebrar los 50 años de la llegada de los refugiados.

En cuanto a León, señala que lo que ve muy cambiado son sus grandes avenidas, nada que ver con aquella ciudad a la que llegaron hace 70 años y que siempre recordará. „El cariño es el mismo, no puede uno olvidarse de lo que siente uno como algo suyo. En Polonia quedó un hogar perdido, pero aquí se encontró otro hogar, otro cariño”, expresa finalmente.

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Anonim o

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